La fotógrafa californiana Gina Lee se ha hecho conocida por una costumbre muy especial: vestir a su hija Willow con disfraces creativos y fotografiarla en escenas llenas de imaginación. El resultado es una colección de imágenes que parecen sacadas de un cuento.
Una niña, mil personajes
Willow se transforma en todo tipo de personajes: desde superhéroes hasta iconos del cine, pasando por profesiones, animales y personajes fantásticos. Cada disfraz está acompañado de un escenario que completa la historia, convirtiendo cada foto en una pequeña obra de arte.
Creatividad en familia
Más allá de la estética, estas fotos reflejan el vínculo madre e hija. Gina convierte cada sesión en un juego: eligen el tema, preparan el vestuario y dan vida a situaciones que hacen sonreír a cualquiera que las vea. Es un ejemplo precioso de cómo la creatividad se puede compartir en familia.
Inspiración para todos
No necesitas un gran estudio ni disfraces profesionales: con un poco de imaginación, telas, cartón o accesorios sencillos, puedes recrear escenas divertidas en casa. Lo importante es el tiempo compartido y la ilusión de inventar juntos mundos nuevos.
El valor de jugar
Las imágenes de Willow nos recuerdan algo esencial: disfrazarse no es solo cosa de carnaval. Es una forma de fomentar la fantasía, la confianza y el juego libre, donde los peques pueden ser quienes quieran ser, aunque solo sea por un rato.